domingo, 6 de octubre de 2013

El transporte no tan público en Birmingham



Quienes me hayáis leído ya habréis notado que me encanta UK. Como me dijo una de las chicas georgianas que conocí en mi On-arrival training, “Inglaterra siempre ha sido mi país soñado”. Pero los sueños siempre tienen algo de surrealistas. En este caso, la parte surrealista corresponde al  transporte “público”. Sí. “Público”. Entre comillas. Porque aquí el transporte “público” es privado. (No voy a extenderme en esto, vosotros mismos podéis informaros sobre la política de privatizaciones que llevó a cabo la Thatcher allá por los años ochenta y que, por muy inverosímil que parezca, nadie parece dispuesto cambiar.)

Supongo yo que de ese carácter “público” se derivan los otros dos grandes inconvenientes del transporte en este país: el desbarajuste y el precio. Para entenderlo mejor simplemente os voy a contar mi relación con el transporte público en España.

No sé cómo son las cosas en las demás comunidades autónomas pero en la mía son así de fáciles: Vas a Caixa Galicia, Novacaixagalicia, Novagalicia Banco, o como coño se llame ahora, y dices: “Quiero una tarjeta de transporte”, pagas dos euros y te la dan. Como es una tarjeta-monedero, te acercas al cajero específico para recargas y metes el dinero que quieras. ¡Listo! Ahora ya puedes coger todo el transporte urbano que te apetezca (tren o bus, en mi caso) y el descuento en el precio respecto al pago en efectivo es de un 40%, además de no cobrarte los transbordos dentro de la primera media hora. Con esta tarjeta también puedes pagar el transporte interurbano (aunque aquí de momento no hay descuento). Además no es personal así que cualquiera puede usarla aunque no esté a su nombre y si sois un grupo numeroso podéis pasarla varias veces y beneficiaros todos del descuento con una sola tarjeta. En resumen: Una tarjeta para todos los transportes, todas las zonas, todas las personas…

Vamos, ¡lo normal en pleno siglo XXI! Lo que cabría esperar en un país avanzado, ¿no? Pues, por lo que se ve, no. Aquí no.

En primer lugar, como ya he dicho, del transporte “público”, se encargan compañías privadas. En el caso de los buses son tropecientas, y cada una establece su precio. Y el precio del transporte “público” (bus, metro, tranvía o tren) siempre, SIEMPRE, es obsceno. Y sí, cuando digo esto he tenido en cuenta que los salarios aquí son más altos, y aun así es abusivo.

En segundo lugar, la única tarjeta-monedero que existe en Birmingham sólo sirve para el bus. Y por supuesto,  para el bus urbano. Pero no para todos los buses, of course. Solo para algunas de las compañías que la aceptan y en algunos casos no para todas las líneas que cubren. Y los supuestos  descuentos también son distintos según las compañías, pero siempre irrisorios. Si no se acepta la tarjeta en vuestra compañía habitual, como en mi caso y el de la mayoría, puesto que la mayor compañía es National Express que, ¡oh, sorpresa!, no la acepta, tenéis que pagar en efectivo siempre. CON EL IMPORTE JUSTO Y EN MONEDA.  No se aceptan billetes, no se devuelve cambio.

En tercer lugar, sólo quedan los Passes. Lo que nosotros llamaríamos “abonos”. La verdad es que meterse a explicar  lo de los abonos… Miles de posibles combinaciones, cada cual más surrealista... Me siento como Alicia en el País de las Maravillas. En este ámbito nada tiene sentido. Al mirar las distintas opciones te contagias de esa absurdez y acabas con ganas de gritar “¡Feliz no cumpleaños!” o “¡Que le corten la cabeza!”, mientras te cambias de silla corriendo con una taza de té en la mano.  

Por lo que a mí respecta me he dado cuenta de que para este gobierno dejé de ser joven hace casi siete años. Y aún no he cumplido 25. No pasa nada, así me quito de delante el abono Young, y ya de paso el Disabled  y el Older person, que aún me quedan otros 10 tipos por lo menos para considerar. Un sinfín de combinaciones posibles, de zonas, medios de transporte y horas... Y mirándolas me siento caer por la madriguera del conejo blanco… 

Para una zona, un abono. Así que si quieres viajar habitualmente entre dos zonas (Birmingham – Sandwell, por ejemplo) vas jodido,  porque tienes que pagar el abono que vale para todas las zonas, aunque no vayas a pasarte por Coventry en tu puñetera vida.
 
Un medio de transporte. Y si necesitas dos medios de transporte vas jodido también. Porque tienes que cogértelos todos. Eso sí, “todos”,  en este caso no incluye el metro. Sino bus y tren. El metro se paga a mayores. Y para ser una triste línea parece que estés pagando el mantenimiento de todas las líneas del metro de Londres.

Y a todo lo anterior  tienes que unirle el tiempo. No sólo me refiero al período de validez del abono (un día, una semana, un mes o un año) sino también a cuándo viajas. Puedes coger abonos de un período de validez de un año pero que sólo usarás los fines de semana. Los hay que solo valen para entre semana y los hay que solo valen a determinadas horas del día.

Por último, lo peor de todo es que te sientes en la obligación de coger uno por aquello de ahorrar algo, y que sabes que por más vueltas que le des te acabarás equivocando de abono: Por querer ahorrar de más después necesitarás otros viajes que pagar a parte, o por querer tenerlo todo pagarás un pastón para descubrir que has pagado servicios que no usas ni usaras jamás.

Mi consejo: Armaos de paciencia, coged la calculadora y miraos todas las opciones al detalle. Cuando hayáis acotado un poco las opciones pedid consejo a un lugareño. Volved a pensároslo y volved a hacer cálculos, si llegáis a decidiros con total seguridad por una opción ¡Enhorabuena!

Links:

Transporte en Birmingham:

Tarjeta- monedero:

Abonos:


Lamento el tono enfadado y quejicoso de esta entrada, pero a una acérrima defensora del transporte público estas cosas le tocan mucho la moral. Sobre todo porque se me hace muy difícil comprender que a nadie parezca importarle tal situación en un país con cierta dispersión territorial como es UK. 

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