domingo, 22 de septiembre de 2013

No es país para fumadores



Pues eso. No lo es. Por ello, cuando me dieron la plaza aquí y me puse a pensar en los preparativos, me dije que uno de ellos debía ser, por fin, dejar de fumar. Porque me lo había propuesto alguna que otra vez y siempre lo había ido posponiendo. Pero ya no había excusa. Sobre todo teniendo en cuenta que mi adicción era más psicológica que física. Que estaba unida a lugares y momentos determinados. Así que irse a otro país es el momento idóneo para aprovechar el cambio y dejar atrás los malos hábitos.

Por supuesto, lo dejé un poco antes de venirme. Aunque no puedo negar que pensé en traerme un par de cajetillas por si estando aquí me entraba un mono impresionante. No lo hice, y la verdad es que no me han hecho falta, pero si llega el día que me hagan falta me arrepentiré y sentiré un profundo dolor en mi cartera. Y es que el precio del tabaco aquí es doloroso.

Cuando mi primo vivía en Londres, hace cosa de unos ocho o diez años, recuerdo que se llevaba un cargamento de tabaco cada vez que iba a España.

Yo tengo una solución más simple…


Mi consejo: Deja el vicio. Motivos de salud a parte, es lo más fácil cuando no quieres o no puedes pagar entorno a 10 euros la cajetilla, o lo que es lo mismo, 50 céntimos el cigarro, o lo que acojona más, ¡100 euros el cartón! Que además es el mismo precio que la multa por tirar una colilla. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario