domingo, 26 de enero de 2014

Mi voluntariado en Options for Life IV: ¿Cómo meto esta primera parte de mi proyecto en el Youthpass?

Y tras todo esto te das cuenta de que ya has llegado a la mitad de tu proyecto y se te da por recapacitar sobre lo vivido y el porvenir. Y parece que te enteras de que el final está a la vuelta de la esquina, y entre pasado y futuro está el Youthpass. Sí, ese documento que certifica la experiencia adquirida y que tú mismo tienes que ir confeccionando, para que luego puedas hacerlo constar en tu currículum.

 Pero, en serio, ¿a qué potencial contratante le importa lo que he aprendido? Porque simplemente he aprendido que pellizcar las mejillas de Louis hace que ponga una sonrisa que tanto puede ser de angelito como de diablillo cuyos planes desconoces, para darle la espalda dos segundos y encontrártelo lamiendo la baqueta del bombo o, lo que es peor, a su mejor amigo Yazid.
Y también, y sobre todo he aprendido sobre mí misma. Que un abrazo de buenos días de Nat  o Imy  me da más energía para toda la mañana que dos tazas de café. Que disfruto mucho más haciendo manualidades en papel cebolla con Elinor, oyendo historias sobre su madre, su gato, y su dentista, que escaqueándome para un cigarro o un café como hacen otros. Que me gusta preparar el té de Maggie, esa granny imparable, con leche y dos azucarillos, porque siempre me contesta con un muy inglés “Thank you, darling.” Que si cuando John  está nervioso y es un dolor de muelas, le cojo la mano y se calma, me siento como Dios. Como cuando consigo arrancarle más de dos palabras seguidas a Albert. Que hasta los trabajos más estúpidos, como desenredar los cordones de los mandilones recién salidos de la secadora tras una sesión de cocina, tienen recompensa cuando, tras más de media hora absorta en el trabajo manual, lo que te devuelve la mente a este mundo es un “Helga (!?), me gusta tu cara cuando estás concentrada” de Brian, que vale más que todos los poemas de Neruda. Que con Audrey se me olvida la vergüenza en las sesiones de baile y acabamos las dos a lo free style, porque lo importante es pasarlo bien. Que no puedo evitar sentir una pequeña decepción cuando uno de ellos falta. Que hasta me da algo de agobio ver la cara de Wally cuando llevamos mucho tiempo sin vernos y ansioso viene a mi encuentro para recordarme que  “eres mi amiga. El 17 de octubre te puse en mi libreta. Ahora, somos amigos. Todos lo saben.” Y yo contesto “sí, Wally, somo amigos, ahora y todos los días aunque no nos veamos.” Y sonríe y chocamos los cinco. “Gracias, Olga. Me gustan tus botas”. Sí. A Wally le gustan las botas.


Pero eso no le interesa a ningún posible empleador. Por eso quedaría muy agradecida si alguien sabe como resumir todo eso en una sola línea para mi currículum.

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