sábado, 25 de enero de 2014

Escapadas IV: Newcastle upon Tyne




Llevo dos meses sin publicar nada. Lo sé. Soy una mala bloguera. Lo siento. No os voy a aburrir con excusas y tampoco prometo enmendarme porque no me gusta romper promesas.

En fin, como os adelantaba en una de mis últimas entradas, allá por el año 2013, el primer fin de semana de diciembre lo pasé en Newcastle con los voluntarios que conocí en mi On arrival training y que generosamente me acogieron y guiaron por la ciudad como yo había hecho previamente en Birmingham.

En resumen:

Viernes. Tras más de 6 horas de viaje, llegué a Newcastle. Y allí, en una estación de bus no mucho más grande que una gasolinera corriente, me estaban esperando.
Caminamos desde la estación de bus hasta lo que los ingleses llaman Metro, que viene a ser un cercanías normal y corriente, con un único par de paradas bajo tierra en el centro. Nos lleva como unos 10 minutos a paso ligero. El billete es bastante barato en comparación con el transporte en Londres y Birmingham. En torno a 1,70 el billete de ida. 5 minutos de metro y otros 5 andando y llegamos a su casa. Cenamos, nos ponemos al día y a la cama, que mañana nos espera una larga jornada turística.

Sábado. Salimos de casa por la mañana temprano. Yo, por primera vez en mucho tiempo, no me he mirado ninguna información del sitio al que viajo. No he planeado nada. Me dejo llevar completamente por mis guías. Cogemos el metro en dirección a la playa. Nos bajamos en Tynemouth. En la propia estación nos encontramos con el mercadillo que se celebra cada fin de semana. Nos damos una vuelta. Es pequeño pero coqueto.
Salimos de la estación y nos dirigimos a la playa. Es una zona agradable. Nos quedamos en el paseo. Damos una vuelta alrededor de las ruinas del Tynemouth Castle and Priory. El mar bate furioso y hace un viento de justicia pero es como debe ser, de otro modo sentiría que estoy a la orilla de un mar que no es el mío.
Por el camino de  vuelta a la estación paramos en The Green Ginger Shopping Arcade. Lo que tiene de especial este mini-centro comercial, es que se encuentra dentro de lo que fue una iglesia construida en el siglo XIX.
Nos subimos al metro en dirección al centro. Cuando llegamos ya es hora de comer y ponemos rumbo hacia un Wetherspoon (Franquicia de pubs.  Barata. Siempre hay uno a mano). Para llegar atravesamos un German Market  bastante tristón en comparación con el fastuoso mercado navideño birminghense.
Después de comer  vemos el castillo del que Newcastle toma su nombre, y parte del  Muro de Adriano. Llegamos a orillas del río Tyne y cruzamos el Millenium Bridge para llegar a The BALTIC, Centre for Contemporary Art, desde cuyo quinto piso observamos la mejor panorámica de la ciudad.
Volvemos hacia el centro. La catedral, el mercado, galerías comerciales, pausa para un café, los escaparates de  Fenwick en Northumberland Street,  que estas Navidades han escogido los cuentos de hadas como tema principal y están abarrotados de gente pegada a sus cristales como si de las ventanas de un mundo mágico se tratase.
Volvemos a casa. Preparamos la cena. Sobremesa hasta la madrugada. A cama, que mañana cojo el bus de vuelta a primera hora.

Domingo: De camino a la estación de bus nos cruzamos con todos los geordies que vuelven de su noche juerga, y con sus vómitos repartidos por la acera. Despedidas. Me subo al bus. Dejo  Newcastle cruzando uno de sus innumerables puentes y a la salida obtengo una vista privilegiada del Ángel del Norte.


No hay comentarios:

Publicar un comentario