Tras casi cuatro meses por estas tierras puedo volver a
hacer balance de mi nivel de inglés.
Las primeras
dificultades de las que os hablé aquí han quedado ya superadas, y puedo decir que salvo en casos de desconocimiento de
vocabulario, ya pillo todo lo que me dicen sin problemas. Es más, ha llegado un
momento en que me entiendo perfectamente con los participantes de mi organización
de acogida, que en su mayoría tienen problemas del habla y a quienes jamás
pensé llegar a entender ni aunque hablasen castellano. Pero este exceso de
confianza le ha dado la vuelta a la tortilla. ¿Cómo?
Al principio, cuando no entendía nada, si me decían algo
siempre tenía que pedir que me lo repitieran. En muchos casos era en vano, y yo
seguía sin entender. Por no alargar mucho la cosa decidí guiarme por la
entonación de mi interlocutor, y responder conforme a ella. Cuando su tono era
alegre, yo asentía y respondía “yeah, he, he”, pero cuando percibía fastidio, solidarizándome,
torcía el gesto y respondía “puff, yeah…”. Y así fue hasta que se me acostumbró
el oído a este extraño dialecto y empezamos a entendernos.
¿Pero qué pasa ahora? Pues lo contrario. A veces tengo la
sensación de que en cuanto me relajo y dejo poner cuidado en la pronunciación…
¡Zasca! Me aplican mi técnica patentada.
Esto de ganar fluidez
y naturalidad va a ser cosa de mucho tiempo. Por suerte aun me quedan 8
meses por delante.
Por lo demás, una
vez que le hayáis cogido el truquillo a la pronunciación, que no os extrañe el
hecho de que a los españoles nos digan que somos un poco pijos. Se debe a que
muchas expresiones anglosajonas tienen equivalentes latinos, que para ellos son
más formales, pero son más fáciles de recordar para nosotros. Por ejemplo, esto
ocurre mucho con los phrasal verbs. Nosotros
solemos decir “discover” en lugar de
“find out”, o “investigate” en lugar de “look
into”… Y el abuso de los términos latinos cuando existen otros anglosajones
puede sonar un poco pedante. Antes de desvelar la razón de mi abuso de palabras
de raíz latina había quien me miraba como pensando ‘Of course, she is a lawyer and has an university degree! Sofisticated
girl!’. Pues no. Ya veis que es todo lo contrario.
Y ahora os preguntaréis: ‘¿Entonces puedo ir a Birmingham
a practicar inglés?’ Para quienes queráis aprender o mejorar inglés,
Birmingham puede ser mejor opción que Londres, puesto que cuando voy a esta
última apenas hablo inglés. Hay millares de hispanohablantes allí. Sin embargo,
el inglés que podáis practicar en Brum
no es ni de lejos el inglés estándar que
te enseñan en la escuela y que es más fácil de oír en Londres. Valorad ambas
cosas.
Los que necesitéis clases
de apoyo en Birmingham podéis acudir a una de sus muchas academias, aunque
son bastante caras. No obstante, existe la posibilidad de acudir a clases
gratuitas aunque no en horarios muy buenos.
Mi consejo: La
mejor manera de aprender un idioma es pasar una temporada totalmente sumergido
en él. Si podéis permitíroslo no lo dudéis. Al principio se puede sufrir un
poco pero merece la pena.
Os dejo alguna información, aunque hay muchísimos centros:
Un ejemplo de academia bastante cara aunque acreditada por
el British Council:
Un centro donde se imparten cursos gratuitos:
No hay comentarios:
Publicar un comentario