Lunes: Aún me
pierdo por momentos pero me han incluido en el cuadro de tareas, así que al
menos ya tengo un cometido. Por la mañana hacemos la compra. Por la tarde
salimos pasear. Después recogemos el local. Sigo conociendo a otros
voluntarios, trabajadores y usuarios. Vuelvo a casa andando. A medio camino el
conductor del minibús me ve y me lleva hasta casa. Todos son muy amables y
cariñosos conmigo. Parece que la cosa va mejorando.
Martes: Hoy toca lo que llaman ‘induction’: Una pequeña introducción al cotarro y detalles formales o administrativos.
Miércoles: Manualidades todo el día. Ambiente relajado. Me siento cómoda. Al final de la jornada toca limpieza y limpiamos duramente… Me tarda que me incluyan en el cuadro de ‘escorting’ (acompañamiento en el minibús) como a las demás voluntarias, para no tener que dedicar las últimas horas del día al fregoteo.
Jueves: Por la mañana paseamos por Clent Hills. Me recuerda a Galicia. Pero no siento morriña. Yo no sé lo que es eso. Por la tarde, más manualidades.
Viernes: Por la mañana billar (que no es el mismo billar que
en España, así que aún no le he cogido el truquillo). A mediodía me pierdo
entre un follón de minibuses. He de decir que, que uno de los trabajadores te
indique que te subas a un bus que no es el tuyo, no ayuda mucho. Total que
acabo en uno de los centros que no es el que me correspondía por la tarde. Pero
allí me dan trabajo igualmente. Más manualidades.
En la segunda semana todo va mejor. Ya estoy totalmente ubicada. La asociación cierra dos semanas por vacaciones de verano. El último día de trabajo se publica el cuadro de tareas definitivo y el de escorting. Parece que ahora a la vuelta todo estará mas organizado.
Vuelvo de unas vacaciones en mi tierra. Eso es lo que hacen los emigrantes, ¿no?En dos días volvemos al curro.
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